MARIO FUSI, EL FUNDADOR - PRIMERA GENERACIÓN (1946 - 1971)
Mario Fusi nació el 03/06/1922, en una familia de origen modesto, en Bonazza (Tavarnelle V.P.) en el corazón de la Toscana y del Chianti, una zona rica en olivares y viñedos, hoy en día conocida en todo el mundo por la producción de vinos y aceites de excelente calidad. Desde muy joven, mostró amor y pasión por estas tierras y, especialmente, por los olivos presentes en la campiña donde nació y creció.
Mario se casó con Marianna en 1950, tuvieron tres hijos: Fabrizio, Gianna, y Lucia quienes, desde muy pequeños, se divertían observando a los agricultores mientras trabajaban en el campo, les ayudaban durante la recolección de las aceitunas o jugaban al escondite entre las plantas. Su merienda, como de costumbre, era una rebanada de pan con aceite recién molturado. Mario, gracias a su talento innato para los negocios y con una personalidad original y brillante, alrededor de 1946 “con la ayuda del tío Carlo, que le prestó 5000 liras”, reveló sus habilidades empresariales, al crear una verdadera actividad de treque.
Mario, con un caballo y una carreta iba de aquí para allá intercambiando arenques, pasta, anchoas a cambio de buen aceite y trigo para luego revenderlos a los comerciantes de la zona.
De esta manera, junto con sus hermanos, Gino y Adriano logró realizar un negocio real que se desarrolló aún más en los años siguientes.
En 1956, una helada asoló duramente todos los cultivos del territorio de la Toscana, en particular, los olivos y su producción, lo que obligó a los hermanos Fusi a comprar aceite fuera de la región: primero, en Apulia, Liguria y en la Zona del Lago de Garda y, más tarde, en España, Grecia y Túnez, es decir, en el área de la cuenca mediterránea. Esto les hizo adquirir un gran conocimiento de los diferentes tipos de aceites que se producen en estas tierras, desde un punto de vista cualitativo, químico y organoléptico. Este profundo conocimiento del producto, permitirá a los hermanos Fusi «especializarse en el negocio» adquiriendo nociones analíticas y organolépticas de los diferentes tipos de aceites, la credibilidad necesaria y las habilidades profesionales indispensables para consolidarse en el mercado del aceite y asegurarse, a través de los años, a los principales clientes italianos. Tal conocimiento se ha convertido en uno de los principales «puntos de fuerza» de las empresas, ya que les permite ofrecer al cliente el producto solicitado al mejor precio y proporcionar todas las nociones técnicas y analíticas pertinentes.
LA INCORPORACIÓN DE FABRIZIO FUSI - SEGUNDA GENERACIÓN (1971 - 1996)
En 1971, Fabrizio, el primogénito, comenzó a ayudar a su padre, Mario, y a sus tíos, Gino y Adriano, en la actividad empresarial.
Con la misma pasión que su padre y con una gran intuición empresarial, Fabrizio, con un conocimiento profundo y personal de las características del producto y de las principales zonas de producción, logra, en pocos años, aumentar las relaciones comerciales e
incrementar los volúmenes económicos y consolidar la empresa a nivel internacional.
A partir de los años noventa, Fabrizio, guiado por su padre, Mario, junto con sus hermanas, Gianna y Lucia y su cuñado Sestilio deciden fundar dos empresas: Castel del Chianti en 1991 y Fiorentini Firenze en 1996, asumiendo completamente la dirección.
FABRIZIO E HIJOS - TERCERA GENERACIÓN (desde 1996)
Al cabo de unos cuantos años, las empresas reciben una valiosa contribución gracias a la entrada del primogénito de Fabrizio, Matteo, quien tiene una personalidad original y brillante y una capacidad gráfica realmente extraordinaria. Desde el primer momento, Matteo demostró amor y pasión por el negocio familiar, como dijeron todos, era «la fotocopia» del abuelo Mario; desde un principio, ayudó a su padre en la selección de los mejores aceites vírgenes extra y asistía personalmente a las cargas de las mercancías en los barcos en España, Grecia, Túnez para verificar su conformidad. En 1997, por desgracia, debido a un grave accidente, Matteo fallece repentinamente y deja a la familia con una gran pena.
A pesar de que Matteo había trabajado solo unos pocos años, la huella de su trabajo joven todavía está presente en los procesos de organización y, sobre todo, en los corazones de todos los que lo conocieron.
En 1997, al retirarse Gianna, Sestilio y Lucia de las empresas, entran a hacerse cargo su esposa, Vanna, y los otros tres hijos de Fabrizio: su segunda hija, Martina, directora financiera de la empresa, Michela y, por último, Massimo en 2009 quien, con amor y pasión ayuda con tenacidad a su padre, intentando heredar el conocimiento y la experiencia para hacer que el grupo sea aún más eficiente y competitivo.